Las carteras de lujo marca Hermes, y los relojes y chapas decorativas de Porche fueron algunos de los productos falsificados incautados recientemente por la Aduana de Uruguay. En tanto, los juguetes de niños se han convertido en la estrella de los productos falsos que más frecuentemente se incautan en el país.
Así lo afirmó Juan Vanrell, socio del estudio Vanrell Propiedad Intelectual Abogados y expresidente de la Asociacion Interamericana de la Propiedad Industrial (ASIPI), en una entrevista con Brands+.
¿Cuáles identifica como las principales modalidades que hoy flagelan la propiedad intelectual en Uruguay? Cuando se habla de que Uruguay es un país de tránsito, se puede hablar de los productos falsificados que más detecta la Aduana. En los últimos meses, hemos hecho destrucciones de productos de varias marcas y lo que más hemos secuestrado son juguetes. Estos presentan una problemática bastante importante ya que pueden ser dañinos para la salud; si un niño se lleva un juguete a la boca y las piezas no estén bien ensambladas puede generar un problema. Asimismo, en muchas ocasiones se utilizan pinturas tóxicas para pintarlos y decorarlos, por eso es un tema sensible.
También es frecuente la incautación de carteras; hicimos un secuestro importante para la marca de lujo Hermes, secuestrando un contenedor entero con sus productos -monederos y carteras- falsos bajo la marca Snoopy.
Otro de los casos realizados recientemente fue con la marca Porsche; en Uruguay habían dos productos de esa marca, relojes y chapas decorativas, que estaban ingresando al país de forma ilegal ya que la compañía no los fabricaba. Asimismo, todo lo relacionado a celulares, como estuches y baterías pasan por Uruguay para terminar en Paraguay.
¿Cuáles cree que son los desafíos hoy en día en la protección de la propiedad intelectual en el país? Una de las grandes problemáticas que teníamos en Uruguay era qué pasaba cuando se habría un contenedor y la Aduana detectaba mercadería que presuntamente podía estar en infracción.
En los últimos años, los estudios hemos venido trabajando con la Dirección Nacional de Aduanas y la Dirección Nacional de Propiedad Industrial en generar una base de datos de apoderados de las empresas, para que en el momento que la Aduana hace la apertura del contenedor pueda avisarle -en el corto tiempo que tiene- a los representantes y verificar con las empresas si la mercadería que esta circulando está en infracción o no.
Ese mecanismo ha funcionado bastante bien en los últimos tiempos, pero lo que nos falta con la Aduana es que se realicen mas aperturas. Aparentemente, la apertura de contenedores se va a incrementar, por lo que vamos a poder seguir haciendo ese trabajo de detectar la mercadería en infracción, que ingresa a Uruguay como un punto de entrada a América y luego sigue hacia Asunción u otros países.
¿Qué evaluación puede hacer sobre la realidad actual de la protección de la propiedad intelectual en Uruguay? ¿Cómo lo ve a nivel regional o de Latinoamérica? ¿Cuáles son los países más avanzados? Cuando nos ponemos a analizar la situación de las oficinas de marcas de Latinoamérica, definitivamente hay algunas que se destacan por el excelente rendimiento, trabajo y por haber logrado batir los atrasos en los trámites de propiedad industrial de marcas y patentes. En este sentido, las oficinas que están a la vanguardia y pueden ser tomadas como modelo son las oficinas chilena, peruana, colombiana y mexicana.
¿Cómo ve el marco regulatorio referente a esta problemática? ¿En qué habría que avanzar, qué se debería cambiar o actualizar? En Uruguay, la legislación que tenemos es de avanzada; a pesar de que tiene leyes que datan de finales de los años 90 -la Ley de marcas es del año 98 y la Ley de patentes es del año 99-, cuenta con artículos en lo que refiere a propiedad intelectual, que algunos países de Latinoamérica recién están adoptando ahora. Por ejemplo, algunas protecciones que Uruguay ya tenia desde el año 98, como son el registro de marcas sonoras, marcas tridimensionales y marcas multiclase.
Nuestra oficina de marcas ha ido mejorando en los últimos tres años. En lo que refiere a patentes, que es uno de los grandes problemas que tienen todas las oficinas de Latinoamérica, Uruguay va en un camino de bajar el atraso; en este momento se demoran diez años para la concesión de patentes. Se han tomado medidas, sacando algunos decretos e intentando acelerar los procesos de patentes, por lo que se espera que para el 2020 o 2021 el atraso sea menor.
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