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Todos los deportes en un solo lugar; todas las ligas, todos los torneos y competencias, ya sean las finales de la NBA, el Grand Slam de Wimbledon, las carreras de F1 o los partidos de la Copa del Mundo de la FIFA. Es así de amplia la oferta de beoutQ, la señal basada en Arabia Saudita que ha logrado conformar el paquete soñado por cualquier aficionado al deporte. ¿Cómo lo ha conseguido? Pirateando cada una de esas transmisiones.

La señal pirata beoutQ nació en agosto de 2017 como respuesta a la ruptura de las relaciones diplomáticas entre el bloque conformado por Arabia Saudí, Emiratos Árabes, Bahrein y Egipto con Catar. La medida resultó en el bloqueo de la marca dominante en contenido deportivo en Medio Oriente y el norte de África (MENA): la programadora catarí beIN Sports.

Desde su lanzamiento, realizado con una importante inversión publicitaria en las redes sociales, beoutQ se presentó como la solución «perfecta» ante el bloqueo de beIN Sports: el mismo contenido, simplemente bajo otra marca. El problema es que se trataba de exactamente el mismo contenido, porque estaba siendo robado y reproducido ilegalmente directamente desde la señal de beIN.

El pirateo de beoutQ no se limitó a los derechos de retransmisión de eventos deportivos que beIN posee -que, vale aclarar, son importantes e incluían, por citar dos ejemplos, la Premier League inglesa y la Formula 1- sino que también sumó contenidos de otros programadores deportivos, logrando brindar a sus seguidores todas las competencias deportivas de primer nivel del mundo.

A modo de resumen, entre febrero de 2018 y julio de 2019, beoutQ emitió ilegalmente, y en vivo, el Super Bowl de la NFL; las finales de la NBA; la final de la Liga de Campeones de Europa; los 64 partidos de Rusia 2018 (incluyendo eventos de previa y pospartido de varias cadenas); los Gran Premios de la F1; los principales torneos de tenis, incluyendo Wimbledon y Roland Garros; y las principales ligas de fútbol de Europa, como son la Bundesliga, la Premier, la Serie A y La Liga española.

El éxito de beoutQ es tal que ha sumado contenido original propio -programas de estudio y comentarios en vivo- que acompañan las retransmisiones piratas de los eventos deportivos. Por supuesto, también venden su propia tanda publicitaria. Hoy, su señal es pirateada por terceros y distribuida por internet a todo el mundo.

beIN ha liderado la carga de denuncias internacionales contra beoutQ, pero no está sola. Los propietarios de los derechos de imagen de las competencias mencionadas han condenado la operación de beoutQ, pero chocado ante lo que varios entienden es la pasividad -y complicidad- del gobierno saudí.

El rol del gobierno de Arabia Saudí es una de las principales polémicas del caso. beIN ha acusado al gobierno saudí de amparar y facilitar el funcionamiento de beoutQ.

A modo de ejemplo, señalan el crecimiento de beoutQ más allá de sus orígenes digitales; hoy la compañía pirata ha puesto a la venta decodificadores que permiten el acceso a múltiples canales internacionales de forma ilegal (ya no solo deportes, sino señales como BBC, HBO, RT y muchas otros), al tiempo que utiliza, según confirmaron compañías como Cisco y Nagra, los satélites estatales de Arabsat para distribuir su contenido en todo MENA.

El gobierno saudí ha negado tener relación alguna con beoutQ, al tiempo que los responsables de la programadora pirata han intentado ahondar la distancia afirmando que sus operaciones están basada en Sudamérica. Colombia y Cuba, los dos países que beoutQ indicó como sus sedes, han realizado declaraciones públicas desmintiendo este hecho.

Sin embargo, el impacto negativo de beoutQ en la imagen internacional de Arabia Saudí continúa creciendo. Desde 2018, un tradicional aliado, como es EEUU, ha colocado al país árabe en la lista de países observados en prioridad dentro de su Reporte Especial 301. La USTR considera que el gobierno de Arabia Saudí ha fallado en defender la propiedad intelectual, haciendo hincapié en el accionar sin respuestas de beoutQ.

Las demandas internacionales se han acelerado durante este año -múltiples reclamos impulsados por las ligas deportivas y los dueños de los derechos a las cámaras legislativas de sus países- pero ninguna novedad ha surgido desde el país árabe.

El impacto del robo de contenidos de beoutQ en MENA puede ser letal para la burbuja expansiva de las ganancias por la venta de derechos televisivos deportivos a nivel mundial. El primer golpe se sintió en febrero, cuando beIN declinó renovar su asociación con la Formula 1 a causa de las pérdidas que le significa compartir mercado con beoutQ.

El contrato con beIN representaba el 7% de las ganancias de la F1 por la venta total de sus derechos audiovisuales. La F1 vendió finalmente los derechos para MENA al broadcaster saudí MBC Group.

Tom Keaveny, director general de beIN en la región MENA, declaró entonces que la compañía está considerando «pagar menos» por los derechos hasta que haya una solución al “robo” de contenidos que afecta la región.

«La posición de un dueño de los derechos con respecto a la piratería de beoutQ -es decir, si están tomando acciones legales, realizando declaraciones públicas y haciendo todo lo que esté dentro de su poder para combatir el robo en escala industrial de sus contenidos- es un factor crítico a la hora de considerar nuestras propuestas económicas», aseguró Keaveny.

Meses más tarde de la negociación fallida con beIN, se reportó que la F1 está considerando sumar Arabia Saudí como uno de sus Grandes Premios para 2020. La noticia no cayó bien en Qatar.

En Europa, las autoridades de la Premier League, la Serie A y La Liga de España pueden encontrarse con una gigantesca pérdida de ganancias en el momento de renovar los contratos vigentes para Medio Oriente y el norte de África.

«Pagamos enormes sumas por los derechos, pero la consecuencia natural de la piratería en Arabia Saudí es que esos derechos no pueden ser protegidos, por lo que tendremos que pagar menos en el futuro, en particular a aquellos que no pasan más de unas palabras en su lucha contra beoutQ», afirmó Keaveny.

El año pasado beIN inició una demanda contra Arabia Saudí por 1.000 millones de dólares por las pérdidas causadas por la piratería llevada adelante por beoutQ, a la que acusa de apoyar.

En junio de este año, la cadena despidió a 300 empleados, una quinta parte de su personal en Catar, relacionando esta reducción de personal con las perdidas causadas por la piratería.

Las opiniones expresadas en Brands+ Intelectual Property News son de exclusiva responsabilidad de sus autores y pueden no coincidir con las del medio.

Luis Cabrera

Editor en Jefe