El caso de Olaplex vs L’Oreal es uno que se ha venido desarrollando en varias etapas a lo largo de este año. En principio, todo comenzó cuando la marca californiana presentó una demanda contra el gigante de los cosméticos por infracción de patente y apropiación indebida de secretos comerciales para desarrollar una línea de productos casi idéntica que luego sacó al mercado.
L’Oreal negó todas las acusaciones, pero Olaplex salió victorioso y la multinacional tuvo que pagar unos US$100 millones en daños: US$22 millones por incumplimiento de contrato, otros US$22 millones por apropiación indebida de secretos comerciales y casi US$47 millones por infracción de patente.
Más adelante, L’Oreal fue ordenada a retirar nueve productos del mercado de forma permanente, incluyendo el sistema completo de Smartbond, así como productos similares de sus líneas Redken y Matrix.
Ante esta resolución la multinacional apeló con confianza, pero en un nuevo fallo la corte federal estadounidense decidió que L’Oreal no solo no tiene derecho a un nuevo juicio, sino que deberá pagar 14.3 millones de dólares adicionales para cubrir los costos legales de la litigación.
En la decisión judicial, el juez declaró que el caso era «excepcional» y, por lo tanto, cumplía con el estándar requerido para la adjudicación de los honorarios legales. En sus palabras, la conducta de L’Oreal “rozaba o [equivalía a] un litigio vengativo”, y destacando que el tribunal tuvo que intervenir con demasiada frecuencia debido a la presentación de evidencia excesiva y duplicad por parte de la compañía.
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