El plan de Christopher Brady era extorsionar a los creadores de contenido de YouTube. Para esto, utilizaba las herramientas disponibles en la plataforma de videos pensadas para proteger la propiedad intelectual, pero explotadas por Brady para generar acusaciones falsas sobre los videos de los youtubers.
Brady realizaba dos acusaciones de infracción de derecho de autor y demandaba dinero a los creadores antes de la temida tercera acusación, dado que YouTube utiliza una política de tres strikes: a la tercera demanda, el canal es cerrado.
La suma demandada por Brady no era superior a los 300 dólares, haciéndola fácil de alcanzar para los canales aún más pequeños de YouTube. Si pagaban, los creadores verían las dos primeros demandas de infracción de copyright retiradas, pero el tiempo para tomar la decisión era corto.
Brady, quien poseía 15 identidades diferentes en la plataforma, intentó su esquema con, al menos, dos creadores de contenidos del videojuego Minecraft, ObbyRaidz y Kenzo, quienes alertaron a YouTube -mediante Twitter, por supuesto- que estaban siendo acusados falsamente.
YouTube identificó y acusó formalmente a Brady por su accionar en agosto, logrando esta semana dar por saldado el asunto con el pago de 25 mil dólares -que la plataforma aseguró donará a ONGs que defienden el trabajo de los creadores de contenidos- y una disculpa pública por su accionar que traducimos a continuación: «Yo, Christopher L. Brady, admito que envié docenas de avisos a YouTube asegurando falsamente que el material cargado por los usuarios de YouTube infringía mis derechos de autor. Pido disculpas a los usuarios de YouTube que impacté directamente con mis acciones, a la comunidad de YouTube y a YouTube mismo».
«Este acuerdo destaca las consecuencias muy reales que existen para aquellos que abusan de nuestro sistema de copyright», declaró un vocero de la plataforma a la página Ars Technica. «Continuaremos trabjaando para prevenir el abuso de nuestros sistemas».