A menos de un mes de enfrentarse a la diseñadora Carolina Herrera por su colección Resort 2020, en la que figuran prendas con elementos culturales provenientes de México – bordados, telas y estampados -, el gobierno del país ha elevado una queja similar a la marca francesa Louis Vuitton.
El diseño en cuestión es una silla de 18.000 dólares con un tapizado que usa un patrón tradicional mexicano, lo que llevó al ministerio de cultura de México a preguntar a la marca a través de una carta si “había buscado y, en este caso, trabajado en conjunto con la comunidad y sus artistas” para promover la creación y fabricación de los muebles.
(Foto: Louis Vuitton)
Ante las críticas, la empresa matriz de Louis Vuitton explicó que actualmente mantienen una “relación con los artesanos de Tenango de Doria en el estado de Hidalgo, México, con la perspectiva de colaborar juntos para producir esta colección”, pero no dio detalles acerca del trabajo en conjunto.
La colección en cuestión fue lanzada bajo el nombre de Objets Nomades, e incluye una serie de artículos inspirados en el arte de viajar.
Como mencionábamos anteriormente, esta es la segunda carta del estilo que el gobierno mexicano envía a una marca internacional, y esto se debe a que las leyes de derecho de autor del país hacen que sea muy difícil iniciar cualquier clase de procedimiento legal.
En primer lugar, porque los elementos de diseño indígenas no son cubiertos por el derecho de autor, ya que no pertenecen a un individuo sino a una comunidad. Y en segundo lugar, porque si bien se protege a obras literarias o artísticas, y obras artesanales contra la distorsión, también se dice de forma explícita que “el uso de esas obras será gratuito, siempre que no sean deformadas o perjudiquen la reputación o imagen de la comunidad.”
Sin embargo, ante tantos casos recurrentes de apropiación indebida, existen planes de crear nuevas leyes que protejan a las comunidades indígenas y les aseguren una compensación justa por el uso de su arte.