Los peligros a los que están expuestos tanto marcas como usuarios de portales de compra-venta en Internet hoy suman varios ítems al listado. Ya sean compras desde los marketplaces más conocidos hasta en perfiles de pequeño alcance en redes sociales, cualquiera puede caer en una estafa al momento de adquirir un producto, o peor aún, poner en riesgo la propia vida.
Ese fue el caso de los barbijos Atom Protect. Su compañía productora, Kovi SRL, debió involucrar a la Policía Federal Argentina en 2020 para retirar productos adulterados del mercado. A partir de la investigación, las autoridades dieron con una organización criminal, y se llevaron a cabo detenciones, secuestros de maquinarias y materias primas para la confección de los productos, además de 50 mil barbijos apócrifos valuados en 30 millones de pesos. Los estafadores los distribuían y vendían, falseando la marca, sin una autorización de comercialización ni el cumplimiento de las medidas sanitarias exigidas por la ANMAT.
Lo cierto es que la marca corrió un peligro también importante: su reputación estaba en juego. Si bien, Alan Gontmaher, el CEO de la compañía, rápidamente instó a los consumidores a comprar a través del sitio oficial de la marca o en farmacias acreditadas, y recomendó «nunca comprar por redes sociales o canales de dudosa procedencia», el daño sin una correcta intervención a tiempo, pudo haber tenido consecuencias graves.
Gontmaher fue uno de los speakers convocados en el Brand Protection Day: el primer evento de protección de marcas en Latinoamérica. La retransmisión del evento puede ser vista en el canal de YouTube de la empresa organizadora, Pulpou.
Claves para no caer en una estafa en sitios de compra-venta online y redes sociales
Para Gabriel Pasqualini, director de Pulpou y creador del Brand Protection Day, existen diferentes indicios que podrían alertar a los consumidores ante una posible estafa en portales de compraventa online.
Precio imbatible. Si un producto que estamos buscando en otras publicaciones en promedio está $1000 y en la publicación sospechosa está desde $750 para abajo, es decir, un 25% menos, ya levanta una alerta. Lo que se debe hacer en ese caso es identificar si el producto tiene un descuento, ya que eso sería normal. Ahora bien, si no lo tiene ahí debería llamar la atención del usuario.
Descripciones erradas. Otro de los ítems fundamentales es ver la descripción en las imágenes y los textos. Hoy en día la mayoría de las marcas cuentan con tiendas oficiales y certificadas dentro de las plataformas en las que ofrecen sus propios productos, allí se puede observar qué tipo de ítems ofrecen, de qué manera están dispuestas las fotos, qué descripciones tienen, y dónde ubican sus logos. También, poner el foco en las medidas de los productos, los talles y las especificaciones particulares de cada uno.
¿Quién es el vendedor? Identificar el vendedor será clave: si es una tienda oficial no va a ser un producto falsificado, ya que son invitadas por los marketplaces para poder participar en sus plataformas y tienen espacios de venta destacados y confiables. Si no lo es, se recomienda identificar cuál es la reputación del vendedor, si es que tiene suficientes calificaciones.
Atención a los comentarios y opiniones. Algo a destacar es que solo pueden dar sus opiniones respecto a publicaciones aquellos que hicieron compras efectivas con el vendedor, no puede haber comentarios falsos o ambiguos, por lo que se filtrarán en base a su experiencia de compra, ya sea buena o mala.
Preguntas y respuestas son críticas. Los usuarios suelen preguntar si se trata de productos originales o falsificaciones. Los vendedores en esta instancia, para no tener problemas legales al momento de despachar el producto, normalmente responden que «es igual» o «es de la misma calidad que el original», y allí mismo se puede identificar una infracción. La pregunta en los casos de publicaciones que ofrecen productos como «originales» puede ser el escudo de protección del usuario, consultar: «¿Está certificado o está bajo el programa de equis producto aprobado por equis empresa?», será definitorio.
El mantra: no comprar por fuera de la plataforma. Así se pierde la protección que puede brindar cada marketplace. Muchas veces el usuario identifica el nombre de un vendedor, lo busca y accede a su tienda online o vía redes sociales y le compra por esos medios porque ofrece quizás un descuento para evitar el pago de las comisiones hacia la plataforma. Esa tentación para el usuario puede ser el peor de los errores. Lo que sucede allí es que no estará protegido por la mecánica de compra de la plataforma y no tendrá tampoco el beneficio de la devolución gratuita si no está conforme e identifica que el producto que compró es falso. Haciéndolo mediante el marketplace va a poder retornar el ítem y hacerse de nuevo de su dinero.
Cantidad de stock ofrecida. Al contrario de lo que podemos pensar, que un producto cuando es original de la marca tiene que tener mucho stock, no es así en la práctica. Normalmente los productos no suelen tener tanto stock disponible en las plataformas, o bien, los van renovando a medida que se consumen. En cambio, quienes se dedican a falsificar generalmente tienen un stock amplio, ya que muchas veces los ingresan al país a través de containers y precisan venderlos más rápido. Esa es una alerta que el usuario chequea con poca frecuencia.
El año pasado fue particular, ya que la industria de la falsificación, que normalmente se desenvolvía de una forma física, quizás con puestos en la calle o ferias, a partir del aislamiento se trasladó al mundo online. Así, se empezaron a registrar muchas más falsificaciones, algo que obligó a las empresas a tomar acción. «Hasta hace unos años atrás, la evaluación que se hacía en base al análisis y las denuncias de los usuarios, arrojaba que entre 1 a 6 u 8 de los productos publicados en marketplaces quizás no eran originales», afirma Pasqualini.
Las categorías más afectadas son indumentaria y textil, es en donde ocurre el mayor volumen de infracciones. En lo que respecta a tecnología, al tratarse de un rubro más costoso, es más difícil de replicar, pero sí sucede en el segmento de productos tech más pequeños como auriculares o cables cargadores de celulares, y también, en aquellos que están vinculados como pueden ser las fundas de teléfonos.