En un curioso caso que ejemplifica lo difícil que es la protección de marca y copyright en el mundo del grafiti, el artista callejero Banksy se vio obligado a abrir su propia tienda en Croydon para evitar que otros puedan usar sus diseños y su nombre, que cuenta con una marca registrada desde el 2010.
La situación es el resultado de un caso que comenzó hace poco más de un año, cuando una compañía de tarjetas – cuyo nombre no ha sido revelado en los procedimientos legales – presentó un caso impugnando la marca registrada de Banksy. De ganar el caso, la compañía podría vender imágenes de sus obras sin problema o costo financiero.
Pero, ¿cómo es que la compañía podría llegar a ganar el caso? Al parecer, dado que el artista no estaba utilizando su marca registrada para la venta de productos, las leyes británicas establecen que esta puede ser transferida a alguien que lo haga.
“Una compañía de tarjetas está impugnando la marca registrada que poseo para mi arte, intentando tomar posesión de mi nombre para vender copias falsas de mi arte de forma legal,” dijo Banksy a ITV News. “Creo que confían en que no voy a aparecer en la corte para defenderme.”
“Todavía animo a cualquiera a copiar, pedir prestado, robar y enmendar mi arte por diversión, investigación académica o activismo. Simplemente no quiero que obtengan la custodia exclusiva de mi nombre,” agregó el artista.
Y es así que Banksy abrió Gross Domestic Product, una tienda física que funciona como una especie de escaparate donde los interesados podrán ver todos los artículos que luego estarán disponible para su compra de forma online.
Los artículos a la venta son, en las propias palabras de Banksy, “poco prácticos y ofensivos” e incluyen cosas como cascos de policía convertido en bolas de discoteca; alfombras de bienvenida hechas con chalecos salvavidas que el mar dejó en las orillas del mediterráneo, y otros productos crípticos.
La tienda podrá ser visitada por dos semanas y todas las ganancias se destinarán a la compra de un nuevo bote de rescate de migrantes que, según el artista, reemplazará el que fue confiscado por las autoridades italianas.
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Sofia Vanoli
Editora