La desarrolladora y distribuidora de videojuegos, Activision, salió airosa de la demanda que Humvee introdujo alegando que la representación de sus vehículos en los juegos infringía su marca.
Un juez de Nueva York desestimó la demanda de parte de General Motors argumentando que la franquicia «Call of Duty» pasaba el «test de Rogers», un fallo de la década de los ochenta que refiere a marcas registradas en usos creativos.
Activision se respaldó en la Primera Enmienda, argumentando qu tenía el derecho de utilizar la imagen de equipamiento militar real en su famosa franquicia.
Según Activision, General Motors estaba obrando en «mala fe» al intentar bloquear el uso creativo de un vehículo militar que es propieda de EEUU y, por tanto, de los contribuyentes estadounidenses.
«Presentar vehículos reales utilizados por operaciones militares de todo el mundo en videojuegos sobre guerra moderna simulada seguramente evoca una sensación de realismo y realismo para el jugador que asume el control de un soldado militar y lucha contra un oponente controlador de computadora o controlador humano a través de un variedad de campos de batalla generados por computadora», señaló el juez.
«Cualquier miembro del jurado razonable concluiría que la presencia de Humvees en los juegos de ‘Call of Duty’ posee un valor artístico que es al menos superior a cero», agregó.
Breve repaso al «test Rogers»
El caso Rogers v. Grimaldi enfrentó en 1989 a la artista Ginger Rogers, quien demandó al productor Alberto Grimaldi y a MGM por la producción y distribución de la película de Federico Fellini, Ginger y Fred.
Rogers argumentó que el film, que se basa -por su nombre y, de manera indirecta, su trama- en la rutina de caberet que ella realizaba junto a Fred Astaire, violaba sus derechos.
El caso pasó por varios tribunales que fallaron en favor de los demandados argumentando que la famosa Ley Lanham, firmardo por el presidente estadounidense Harry S. Truman en 1946, «no prohíbe el uso mínimamente relevante del nombre de una celebridad en el título de una obra artística donde el título no denota explícitamente la autoría, el patrocinio o el respaldo de la celebridad ni confunde explícitamente el contenido».
Estos fallos que defienden el uso creativo de las marcas registradas se pasaron a conocer como un estándar, el «test re Rogers», por el cual otros usos creativos son comparados a la hora de ver si infringen o no los derechos marcarios.